¿Cuál es la relación entre el cerebro y el sexo? ¿cómo se produce la respuesta sexual masculina? Hemos avanzado considerablemente desde el descubrimiento histórico de que, durante la erección, el pene se llena de sangre y no de aire o de esencias espirituales, como se creía en la Edad Media. Sin embargo, solo en los últimos años ha quedado claro que el cerebro es el órgano sexual más poderoso y el que mantiene al pene bajo su control.
Ahora sabemos que el sexo comienza en el cerebro. Desde la excitación hasta la respuesta física sexual, el cerebro desencadena un complejo proceso que involucra emociones, pensamientos y señales nerviosas. La comprensión de esta conexión íntima entre la mente y la sexualidad no solo nos ayuda a entender la experiencia sexual, sino que también resalta la importancia de cuidar la salud mental para una satisfactoria sexualidad humana.
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Lo que decía Leonardo da Vinci
Hace 500 años, Leonardo da Vinci expresó ideas sobre el pene que muchos hombres aún consideran acertadas hoy. Aquel científico, artista e inventor renacentista, uno más en la larga lista de investigadores que han intentado resolver el “enigma de la erección”, afirmaba que este órgano tiene libre albedrío propio.
“Hay que decir que el pene tiene mente propia”, afirmaba da Vinci, que solía diseccionar órganos sexuales masculinos de hombres que habían sido ejecutados en la horca, y que fue el primero en observar que el pene se llena de sangre durante la erección.
No obstante, ahora sabemos que el pene está bajo el control absoluto del sistema nervioso central, compuesto por el cerebro y la médula espinal. Cualquier alteración en las vías nerviosas que conectan el pene y el sistema nervioso central puede desencadenar la temida disfunción eréctil.
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Dirigiendo una orquesta: la erección masculina
La erección es el resultado de un complejo proceso fisiológico que implica la sincronización entre el sistema vascular y los mecanismos psicológicos, neurológicos y hormonales. Todos estos sistema se combinan para influir en los cambios del pene y su transformación de un estado flácido a uno erecto y rígido.
Este proceso, cuidadosamente orquestado, tiene al sistema nervioso central autónomo como director de la orquesta.
Este sistema cerebro-sexo comprende dos subsistemas:
- El sistema nervioso parasimpático, que mantiene estable el medio interno del organismo durante los estados de reposo y desencadena las erecciones mediante la estimulación del nervio sacro;
- El sistema nervioso simpático, que es responsable de las reacciones inmediatas en momentos de estrés, peligro y emergencia y también de inhibir las erecciones.
Así, aunque el pene esté flácido y el hombre no esté sexualmente excitado, el sistema nervioso simpático limita activamente el flujo de sangre al órgano, impidiendo la erección.
Durante la excitación, se pueden originar en el cerebro señales de excitación como resultado de la vista, el pensamiento, el olor de una pareja atractiva o por estimulación genital directa.
Posteriormente, las señales cerebrales pasan a través de conjuntos nerviosos a lo largo de la médula espinal hasta el pene. Allí, los nervios excitadores del pene responden liberando neurotransmisores que inducen la erección, como la acetilcolina y la molécula óxido nítrico, que son responsables de dilatar las arterias del pene para aumentar el flujo de sangre hacia los cuerpos eréctiles (el cuerpo cavernoso).
Cuando los cuerpos cavernosos se llenan de sangre, la túnica albugínea, que envuelve los cuerpos eréctiles, se estira durante la excitación sexual al tiempo que contrae las venas de erección del pene (llamadas venas emisarias), garantizando que la sangre no pueda escapar, lo que da lugar a una erección.
Durante la erección, el pene no solo recibe señales nerviosas, sino que también las envía al cerebro, activando diversas vías neuronales. Tras el orgasmo o al disminuir la estimulación sexual, el sistema nervioso simpático se reactiva, limitando el flujo de sangre y devolviendo el pene a un estado flácido.
Dentro del cerebro: un mosaico de respuesta sexual masculina
En la respuesta sexual masculina intervienen múltiples regiones del cerebro, desde centros del rombencéfalo que regulan funciones básicas como la respiración, hasta zonas de la corteza cerebral que controlan el pensamiento superior y el intelecto.
Aunque no hay en el cerebro un área específica que controle la función sexual, diversas regiones del cerebro y la médula espinal contribuyen a mantener la capacidad de lograr una erección, incluso en casos de lesiones o enfermedades.
El hipotálamo es un ejemplo de una parte relativamente pequeña del cerebro responsable de funciones importantes, como el control del sistema nervioso autónomo y la regulación del comportamiento sexual. Contiene un grupo de neuronas que integran estímulos procedentes de múltiples regiones del cerebro, lo que ayuda a organizar los patrones de comportamiento sexual.
Del mismo modo, durante la excitación sexual, el núcleo paraventricular en el hipotálamo es responsable de liberar oxitocina, la hormona que tiene importantes efectos inductores de la erección.
Erecciones reflejas: el papel de la médula espinal
Algunas erecciones, conocidas como “erecciones reflejas”, pueden generarse sólo a través de la médula espinal, sin la participación del cerebro.
Observaciones en soldados de la Segunda Guerra Mundial con lesiones medulares demostraron que incluso con lesiones graves, los hombres podían lograr erecciones mediante la estimulación física del pene, enviando señales al centro de erección en la médula espinal.
Antes se suponía que estas lesiones provocaban una disfunción eréctil permanente, pero ahora se sabe que esta idea es totalmente errónea. Los estudios han demostrado que los hombres con lesión medular grave o completa son capaces de lograr una erección lo suficientemente dura para la penetración incluso cuando la lesión les impedía realizar otras funciones corporales.
En concreto, los investigadores descubrieron que la estimulación física del pene envía señales sensoriales al centro de erección situado entre las vértebras S3 y T12, lo que permite lograr una erección refleja sin participación del cerebro, siempre que este permanezca intacto
Nuevos horizontes en la disfunción eréctil de origen neurológico
Comprender a fondo el papel del cerebro en el sexo está abriendo las puertas a nuevos tratamientos de la disfunción eréctil. Medicamentos dirigidos a células nerviosas específicas del cerebro podrían reemplazar a los actuales, actuando en aquellas situaciones donde los estímulos nerviosos no pueden llegar al pene debido a complicaciones de cirugías, diabetes y otras afecciones neurológicas.
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Como hemos explicado, en condiciones normales, las venas en el pene se comprimen de manera efectiva para evitar que la sangre fluya demasiado rápido, lo que permite mantener la rigidez durante la relación sexual. Sin embargo, en la disfunción eréctil por fuga venosa, este mecanismo falla. Las venas no logran cerrarse adecuadamente, lo que resulta en la pérdida de sangre del pene y, como consecuencia, en una erección débil e insuficiente.
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