Los trastornos sexuales en los hombres son muy frecuentes, aunque el uso intercambiable de términos como «impotencia» y «disfunción eréctil» para describir dos problemas que están relacionados, aunque son diferentes, puede resultar confuso. Lee todo al respecto en el siguiente artículo.
¿Qué es la impotencia masculina y cómo afecta a la salud sexual ?
Una sexualidad sana es un aspecto central en la existencia de todo hombre. Afecta a la calidad de vida, la salud general y mental, la propia autoestima y confianza, y las relaciones de pareja. La actividad sexual masculina es un proceso fisiológico complejo, y el mantenimiento de una función sexual normal depende de la coordinación de varios sistemas, por lo que las hormonas y las vías neurales deben estar en perfecta sincronía para que surja el deseo sexual.
La integridad de los vasos sanguíneos, los nervios y la estructura del pene es vital para lograr y mantener una erección durante las relaciones sexuales. Los músculos y los nervios actúan de forma coordinada para que se produzca la eyaculación, que se consigue con el paso del esperma de los testículos a la uretra. El orgasmo es en sí mismo un fenómeno complejo, en parte misterioso y no del todo comprendido. También implica sincronismo y sinergia entre órganos, multisistemas, músculos y diversas vías neurales.
A lo largo de la vida, puede haber cambios en la función sexual como parte de los cambios naturales relacionados con la edad que experimenta el cuerpo humano. Sin embargo, hay situaciones en las que puede surgir un problema excepcional, normalmente después de alcanzar la fase de madurez sexual. Puede ser de naturaleza física o psicológica y, de hecho, podría mermar la calidad de vida. Sin embargo, estos problemas también pueden ser el primer signo de una enfermedad física o psicológica subyacente, por lo que no deben ignorarse y deben diagnosticarse y tratarse adecuadamente.
Diferencia entre impotencia y disfunción eréctil
El término «disfunción sexual masculina»1 hace referencia a los problemas que merman la capacidad de tener relaciones sexuales plenas.
Como se ha mencionado, no se trata de una sola enfermedad o afección, sino que se refiere a un obstáculo en cualquiera de las fases que comprenden la actividad sexual masculina o alguno de sus componentes, que son:
- deseo sexual/libido
- excitación sexual/erección
- orgasmo
- eyaculación de esperma
En el pasado era habitual utilizar indistintamente los términos «impotencia» y «disfunción sexual» para describir los diversos problemas relacionados con cada una de las fases de la actividad sexual (incluidos los problemas de erección). Sin embargo, hoy en día, el término impotencia masculina apenas se utiliza en la terminología médica debido a sus connotaciones negativas.
Por lo tanto, como parte de todo el complejo de problemas de disfunción sexual, el término «disfunción eréctil»2 se define específicamente como un problema continuo (crónico) para lograr una erección lo suficientemente dura para la penetración, así como la incapacidad para mantener una rigidez suficiente durante el coito.
Los distintos tipos de trastornos sexuales masculinos
Los trastornos sexuales masculinos se dividen en categorías, según su fase en la respuesta sexual. Se describirán por separado, aunque ciertas afecciones médicas pueden causar más de una disfunción sexual:
Trastorno del deseo sexual hipoactivo
La libido baja se refiere a una disminución del impulso y el deseo sexual, así como de las fantasías y pensamientos sexuales. Aunque es habitual perder el interés por el sexo de vez en cuando y que los niveles de libido varíen a lo largo de la vida, una libido baja durante un periodo prolongado que lleve a evitar las relaciones sexuales puede perjudicar las relaciones y generar una frustración considerable.
Además, la libido baja a veces puede ser un indicador de una enfermedad subyacente, por lo que es importante buscar ayuda profesional.
Algunas de las causas de la libido baja
Niveles bajos de testosterona
La testosterona es la hormona sexual masculina producida por los testículos y la glándula suprarrenal. Es esencial para mantener el deseo sexual, la producción de esperma, estimular el crecimiento del pene y los testículos, aumentar la masa ósea y muscular, mantener el estado de ánimo y los niveles de energía, y mucho más. Los niveles de testosterona pueden fluctuar de vez en cuando, lo cual es normal, siempre que se mantengan dentro de los intervalos normales: 8,4-27,5 nanomoles/litro.
La disminución de los niveles de testosterona relacionada con la edad es muy frecuente como parte del proceso normal de envejecimiento. A modo de comparación, en el 7 % de los hombres de 40 a 60 años se produce una reducción de la testosterona total frente al 20 % en los hombres de 60 a 80 años. Sin embargo, un importante descenso del nivel de testosterona podría provocar una disminución continua del deseo sexual. En la mayoría de los casos, el tratamiento hormonal a base de testosterona mejorará la libido, restablecerá la erección y aumentará la satisfacción sexual.
Las causas más frecuentes de los niveles bajos de testosterona son la edad avanzada, las lesiones y la obesidad. Además, los cambios en el equilibrio hormonal pueden estar causados por el hipotiroidismo, así como por afecciones que implican un aumento de los niveles de prolactina, el tratamiento del cáncer (quimio y radioterapia), un elevado consumo de alcohol o cannabis y el uso de ciertos medicamentos (antihipertensivos, terapia hormonal para el cáncer de próstata, corticosteroides, opioides, antiácidos, ciertos antidepresivos, etc.).
Enfermedades crónicas
Cuando existe malestar debido a los efectos de una condición de salud crónica, es muy habitual que haya una disminución en el deseo sexual3. Un ejemplo obvio es el dolor crónico. Otras enfermedades crónicas que pueden afectar a la libido son la diabetes, la obesidad, la insuficiencia hepática, las enfermedades pulmonares, cardíacas y renales, la enfermedad inflamatoria intestinal, la esclerosis múltiple, etc.
Problemas de sueño
Los estudios han indicado que la apnea obstructiva del sueño4 puede causar una reducción de los niveles de testosterona y, a su vez, una disminución de la actividad sexual y la libido, incluso entre los hombres que no son obesos. En otra investigación realizada en hombres jóvenes5 y sanos, los niveles de testosterona disminuyeron entre un 10 % y un 15 % tras una semana de restricción del sueño a 5 horas por noche.
Causas psicológicas y emocionales
Es bien sabido que las personas que padecen depresión experimentan una reducción o una falta total de interés por actividades que antes les resultaban placenteras, incluidas las relaciones sexuales. Sin embargo, la disminución de la libido puede ser un efecto secundario de los medicamentos antidepresivos, como Prozac o Cymbalta. Otras causas son el estrés prolongado, la baja autoestima, la ansiedad por el desempeño, los problemas en las relaciones, etc.
Trastornos de la excitación masculina
Estos trastornos implican una dificultad o incapacidad para excitarse durante las relaciones sexuales. El más frecuente de estos trastornos es la disfunción eréctil6, que prevalece sobre todo en los grupos de mayor edad. A diferencia de los problemas de libido, una persona que padece un trastorno de la excitación experimentará un deseo de mantener relaciones sexuales.
Los factores de riesgo más frecuentes de la disfunción eréctil incluyen problemas en los vasos sanguíneos que provocan una reducción del suministro de sangre al pene debido al estrechamiento de las arterias (sobre todo a causa de la edad, la hipertensión, la aterosclerosis, el tabaquismo y la obesidad), así como un problema en el sistema venoso que hace que la sangre drene demasiado rápido del pene.
La diabetes, los desequilibrios hormonales (como la disminución de la testosterona o el aumento de la prolactina) y los problemas psicológicos son factores de riesgo habituales de la disfunción eréctil.
Trastornos de la eyaculación
Existen trastornos frecuentes, como la incapacidad para controlar la eyaculación antes1, durante o después de la penetración (eyaculación precoz/rápida), así como trastornos menos frecuentes, como la eyaculación retardada o la incapacidad para eyacular.
Tipos de eyaculación precoz
- La eyaculación precoz/rápida es el tipo más habitual de trastorno de la eyaculación y afecta al 30 % de los hombres en algún momento de su vida. Ocurre cuando la eyaculación se produce antes o un minuto después de la penetración, y normalmente causa gran angustia y frustración, relaciones sexuales insatisfactorias y evitación de la intimidad sexual. La causa de la eyaculación precoz no está del todo clara. Aparentemente, en el problema intervienen factores biológicos, como una hipersensibilidad del pene unida a una alteración de la actividad de los receptores de serotonina. También podrían estar implicadas causas psicológicas, como la ansiedad.
- Es importante distinguir entre eyaculación precoz primaria y secundaria: la primera es muy frecuente en hombres jóvenes cuya singularidad fisiológica desencadena la erección, el orgasmo y la eyaculación tras una estimulación mínima. El problema suele durar toda la vida y comienza con los primeros encuentros sexuales. Continúa sin cambios significativos, aunque puede haber una mejora una vez que se adquiere más experiencia sexual o en épocas de relaciones largas y sólidas.
- Por otro lado, la eyaculación precoz secundaria suele manifestarse en grupos de mayor edad. Se desarrolla debido a determinadas circunstancias tras haber tenido experiencias sexuales previas sin problemas eyaculatorios. Por ejemplo, una gran proporción de hombres con disfunción eréctil también experimentan eyaculación precoz debido a la ansiedad por el desempeño.
- La eyaculación retardada y la incapacidad para eyacular son afecciones menos frecuentes que pueden causar gran angustia a ambos miembros de la pareja. Entre las causas se encuentran la inhibición del deseo sexual hacia la pareja, problemas médicos como la diabetes (debido a daño neural), problemas de vejiga o eyaculación retrógrada tras una operación de próstata (situación en la que se experimenta un orgasmo), uso de ciertos medicamentos (incluidos antidepresivos, antihipertensivos y alfabloqueantes), exceso de masturbación, así como altos niveles de estrés. Incluso en estas situaciones, la terapia psicosexual combinada con medicamentos puede ser de gran ayuda.
Factores de riesgo
Otros factores de riesgo son la obesidad, la inflamación de la glándula prostática, el desequilibrio de la tiroides, los factores genéticos, el estrés mental o las experiencias sexuales traumáticas, así como los problemas en las relaciones de pareja. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado diversas cremas y medicamentos que, junto con la terapia psicosexual, suelen mejorar mucho los síntomas.
Trastorno orgásmico masculino
Esta afección poco frecuente se caracteriza por una dificultad persistente para alcanzar el orgasmo tras una estimulación adecuada7. Entre las causas se incluyen enfermedades como la infección por VIH, la esclerosis múltiple y la neuropatía diabética, o bien complicaciones de cirugías genitales, traumatismos pélvicos, el uso de ciertos medicamentos (como antidepresivos, antihipertensivos), así como diversos trastornos psiquiátricos.
[Este artículo fue originalmente publicado en inglés en el blog de Vertica Labs.]
[1] American Psychiatric Association (APA). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th Ed. Washington, DC: APA, 2013.↩
[2] J.B. Teoh, A. Yee, M. Danaee, C.G. Ng, A.H. Sulaiman Erectile dysfunction among patients on methadone maintenance therapy and its association with quality of life J. Addict. Med., 11 (1) (2016), p. 40.↩
[3] Cindy M. Meston & Amelia M. Stanton. Hypoactive Sexual Desire Disorder. TEXAS, from https://labs.la.utexas.edu/mestonlab/hypoactive-sexual-desire-disorder↩
[4] Alonço Viana, MD, MS, Ana Carolina Daflon, MD, Arnaldo Couto, PD, PhD, Denise Neves, MD, PhD, Maria Helena de Araujo-Melo, MD, PhD, Robson Capasso, MD. (2017). Nocturnal Hypoxemia is Associated With Low Testosterone Levels in Overweight Males and Older Men With Normal Weight. Journal of Clinical Sleep Medicine, Vol.13 Issue 12. from https://jcsm.aasm.org/doi/10.5664/jcsm.6832↩
[5] Rachel Leproult, PhD and Eve Van Cauter, PhD. (2015). Effect of 1 Week of Sleep Restriction on Testosterone Levels in Young Healthy MenFREE. National Library of Medicine, JAMA. 2011 Jun 1; 305(21): 2173–2174. doi: 10.1001/jama.2011.710↩
[6] Rösing, D; Klebingat, KJ; Berberich, H J; Bosinski, H A G; Loewit, K; Beier, K M. Male Sexual Dysfunction: Diagnosis and Treatment From a Sexological and Interdisciplinary Perspective (2009). Dtsch Arztebl Int 2009; 106(50): 821-8. DOI: 10.3238/arztebl.2009.0821↩
[7] Jeffrey S. Simons & Michael P. Carey, (2001). Prevalence of Sexual Dysfunctions: Results from a Decade of Research. Archives of Sexual Behavior volume 30, pages 177–219. doi: 10.1023/a:1002729318254↩
[8] Gandaglia G, Briganti A, Jackson G et al. A systematic review of the association between erectile dysfunction and cardiovascular disease. Eur Urol. 2014 (65):968-978.↩
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