Tabaquismo y disfunción eréctil

30.03.2023 - Los expertos de Vertica®

Fumar ha sido tradicionalmente considerado un símbolo de mayor masculinidad. Sin embargo, aunque la mayoría de los fumadores son muy conscientes de que este hábito aumenta el riesgo de padecer enfermedades pulmonares y cardiovasculares, muchos hombres siguen sin ser conscientes del riesgo asociado al tabaquismo que afecta «por debajo del cinturón».

Si la arteriosclerosis, las enfermedades cardíacas y determinados tipos de cáncer no han sido motivo suficiente para que los hombres dejen de fumar, es mejor que te lo pienses: este hábito aumenta considerablemente el riesgo de disfunción eréctil (DE), una afección que se manifiesta en una dificultad continua para lograr o mantener una erección lo suficientemente rígida para la penetración durante las relaciones sexuales.

La disfunción eréctil es un problema que afecta a muchos hombres en todo el mundo, incluyendo a un significativo porcentaje de la población masculina en España, que se sitúa entre el 17% y el 40%, según la franja de edad.

Un rendimiento sexual adecuado implica la coordinación de varias funciones corporales, como el sistema nervioso, el endocrino y el cardiovascular. Sin embargo, fumar puede dañar cada uno de estos sistemas y, en consecuencia, provocar disfunción eréctil.

¿Por qué ocurre? Principalmente (aunque no exclusivamente) por la nicotina, esa sustancia altamente estimulante que se encuentra de forma natural en el tabaco y que está asociada a la sensación placentera y eufórica que también hace que fumar sea tan increíblemente adictivo. Pero además de los numerosos problemas respiratorios, cardiovasculares y posiblemente incluso neurológicos que puede causar la nicotina, estudios de investigación recientes han demostrado que también puede provocar disfunción eréctil.

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Tabaquismo y disfunción eréctil: lo que dice la ciencia

Muchos estudios recientes apuntan a una relación directa entre el tabaquismo y la disfunción eréctil, ya que han descubierto que la gravedad de la DE en los fumadores está estrechamente relacionada con su nivel de exposición al humo de los cigarrillos, los puros o las pipas.

A modo de ejemplo, un estudio realizado en Australia con más de 8.000 hombres de entre 16 y 59 años, reveló que casi uno de cada 10 hombres fumadores experimenta continuamente problemas de erección.

Los que solían fumar algo menos de un paquete al día, tenían un 24 % más de riesgo de sufrir problemas de erección, y en el caso de los que fumaban una media de más de 20 cigarrillos al día, el riesgo de padecer DE aumentaba un 39 %.  Y lo que es más, el riesgo seguía aumentando en correlación con el número de cigarrillos fumados al día. Según los resultados del estudio, el equipo de investigación estimó que casi una cuarta parte de todos los casos de disfunción eréctil están causados por el tabaquismo.

Aunque la disfunción eréctil tiende a ser más frecuente a medida que los hombres envejecen, puede desarrollarse a cualquier edad adulta, a partir de la pubertad. Un estudio de 2005 reveló que los fumadores tenían muchas más probabilidades de padecer disfunción eréctil que los hombres que nunca habían fumado. Y cuando se trata de hombres jóvenes con DE, el tabaquismo es sin duda una causa muy frecuente.

Por lo tanto, si eres un hombre joven además de un fumador empedernido, las investigaciones sugieren que tus probabilidades de desarrollar disfunción eréctil son mucho mayores en comparación con los hombres de tu edad que no fuman.

Por ejemplo, los hombres fumadores de 40 años tenían el mayor riesgo, casi 3 veces más, de desarrollar problemas de erección, en comparación con los no fumadores de 50 años. Obviamente, el nivel de riesgo estaba correlacionado con el grado de tabaquismo.

Sin embargo, la buena noticia es que, a pesar del alto riesgo, dejar de fumar puede mejorar los síntomas; todo depende de la edad, de la gravedad de la disfunción eréctil antes de dejar de fumar y de si tienes algún problema de salud subyacente asociado al tabaquismo.

En los últimos años, los estudios han establecido que fumar a largo plazo causa más daños fisiológicos. En un estudio estadounidense, por ejemplo, se entrevistó dos veces a lo largo de 8 años a hombres sanos de entre 40 y 70 años que fumaban, pero no tenían antecedentes de impotencia, enfermedades cardíacas ni diabetes.

En la segunda entrevista se reveló que, aunque estos hombres no habían desarrollado (todavía) enfermedades cardíacas ni diabetes, tenían el doble de probabilidades de sufrir disfunción eréctil moderada o grave. Esto significa que, en ocasiones, la DE puede ser el único signo clínico de enfermedad cardiovascular y arteriosclerosis coronaria (es decir, de las arterias del corazón), aunque no existan otros síntomas clínicos patentes asociados a ella.

Otro estudio agrupó a los fumadores con disfunción eréctil según el número de cigarrillos que fumaban al día. El estudio concluyó que los fumadores empedernidos (más de 40 cigarrillos al día) tenían las erecciones nocturnas más «blandas» y que el tabaquismo estaba igualmente relacionado con una disminución anómala de la presión arterial en el pene.

¿Fumador pasivo? Corres el riesgo de desarrollar disfunción eréctil

Tanto si fumas como si no, si eres un hombre de mediana edad al que le gusta salir a bares llenos de humo, expuesto a un humo indirecto intenso, corres el doble de riesgo de desarrollar disfunción eréctil que los que respiran aire limpio. Estas conclusiones se basan en un estudio en el que se realizó un seguimiento de 513 hombres de entre 40 y 70 años durante un periodo de 10 años. Se descubrió que el 26 % de los no fumadores que estaban expuestos al humo indirecto, ya fuera en el hogar o en el trabajo, padecían disfunción eréctil moderada o grave.

Por el contrario, solo el 14 % de los no fumadores que no estaban expuestos al humo indirecto del tabaco declararon padecer disfunción eréctil. Pero el porcentaje más alto de disfunción eréctil se registró entre los hombres expuestos al tabaquismo pasivo tanto en el hogar como en el trabajo, ya que un tercio de los hombres de este grupo habían comunicado DE moderada o grave.

Sin embargo, el estudio ha revelado otro dato sorprendente: mientras que entre los fumadores de cigarrillos la tasa de impotencia era del 24 %, el grupo de fumadores de puros tenía una tasa de DE del 30 %. Así que, aunque parezca que no inhalas el humo de los puros, lo cierto es que inhalas suficiente nicotina y humo como para desarrollar disfunción eréctil.

¿Cómo provoca el tabaquismo la disfunción eréctil?

Por norma general, los problemas en los vasos sanguíneos constituyen la causa más frecuente de disfunción eréctil en hombres mayores de 40 años, debido a la reducción del flujo sanguíneo del pene por el estrechamiento de las arterias. Los principales factores de riesgo son el desarrollo de arteriosclerosis (cuando las arterias se obstruyen con sustancias grasas denominadas placas), niveles elevados de lípidos en plasma, obesidad y, por supuesto, el tabaquismo.

Los productos del tabaco contienen unas 4.000 sustancias químicas, de las que al menos 60 son tóxicas. Muchos estudios han asociado el tabaquismo con la arteriosclerosis, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y la muerte súbita. Aunque el mecanismo exacto del desarrollo de la disfunción eréctil debida al tabaquismo aún no se ha dilucidado por completo, de hecho, se ha establecido que la nicotina del tabaco contrae los vasos sanguíneos del organismo, lo que provoca un suministro deficiente de sangre al pene. Esto hace que lograr y mantener una erección sea muy difícil.

Piénsalo: el aumento del flujo sanguíneo necesario para una erección es comparable al que necesita el corazón para realizar un ejercicio vigoroso, lo que hace evidente la relación entre la disfunción eréctil y el tabaquismo a largo plazo. Además, también existe un mecanismo neural que contribuye a la relajación del músculo liso durante la excitación sexual, con el fin de aumentar el flujo sanguíneo hacia el pene. Como resultado, una cantidad significativa de sangre queda «atrapada» en el órgano, lo que da lugar a una erección.

Esto ocurre cuando la estimulación sexual inducida por el tacto o el pensamiento pasa como una señal eléctrica del cerebro a los conjuntos de nervios que recorren la médula espinal hasta el pene. Esto desencadena la liberación de una molécula llamada óxido nítrico (NO), que hace que los vasos sanguíneos se dilaten. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que la producción de NO disminuye tras la exposición al humo del tabaco (debido a los compuestos tóxicos y radicales libres que contiene), lo que provoca la disminución de la actividad del músculo liso necesaria para lograr una erección suficiente.

Curiosamente, la evidencia de estudios muy recientes también sugiere que fumar podría tener un impacto negativo en la libido (probablemente a través de su efecto sobre la testosterona) y en la salud del esperma. Por lo tanto, los efectos negativos del tabaco en la salud sexual masculina parecen ser muy amplios, ya que también incluyen problemas de fertilidad.

Antes de tomar medicamentos, sencillamente deja de fumar

A pesar de la sombría realidad a la que parecen enfrentarse los hombres fumadores, las investigaciones sugieren que hay buenas noticias. Un estudio preliminar en el que participaron 65 hombres con disfunción eréctil ha demostrado que los que dejaron de fumar por completo volvieron a tener erecciones plenas y firmes.  Y lo que es más, los hombres se excitaban sexualmente más rápidamente que antes (sin experimentar eyaculación precoz), 5 veces más que los ex fumadores que volvieron a fumar.

Otros estudios han demostrado que, en ciertas circunstancias, la disfunción eréctil mejoró considerablemente a los 6 meses de dejar de fumar, mientras que los hombres que informaron haber perdido sus erecciones antes de eyacular, revirtieron esta situación por completo al dejar de fumar.

Por lo tanto, si deseas mejorar tus síntomas de disfunción eréctil de forma natural, sencillamente intenta incorporar cambios en el estilo de vida: pierde peso, mantén una dieta sana, haz ejercicio para mejorar la circulación sanguínea y, por supuesto, deja de fumar.


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